sábado, 25 de mayo de 2013

Nuestro viaje a Barranquilla

  Tendría que dedicar muchas páginas para describir todo lo vivido y todo lo sentido. Lo primero que he de decir es que hemos quedado muy tranquilos y felices después de haber vivido en casa de mis hijos Almudena y Álvaro estos doce o trece días. 

  El vuelo de ida fue excelente. Iberia nos paso clase  preferente a cambio de puntos de Iberia Plus acumulados. Paquita, después de la comida, durmió casi todo el vuelo hasta Bogotá. Llegamos allí 11 horas después de la salida de Madrid , es decir a las 23h del día 18  (hora de España) . Estuvimos en la terminal de vuelos locales de Avianca cuatro largas horas, pesadísimas. Llegamos a Barranquilla a las 5,30 h. del día 19 hora española, es decir a las 22,30 del horario local. Llegamos derrengados . Pensé como habrían llegado Almudena y los niños en estas circunstancia en cada viaje que hacían. Verdaderamente un gran esfuerzo, sobretodo, de la madre. 
Efectivamente,  la llegada fue de agotamiento aunque no extremo . Estábamos emocionados de por fin estar allí. Al ver a Álvaro y a Almudena que nos esperaban con cara de alegría, a mi se me disipo  todo cansancio. Llegamos a casa y los niños ya dormían. 
  
  La primera impresión de la casa no pudo ser mejor. Magnífica. Nuestra habitación espléndida. Después de deshacer las maletas y descansar, contando las vicisitudes, del viaje nos fuimos a dormir. Con frecuencia, me ha ocurrido que en los primeros días de dormir al otro lado del "charco" el móvil ha sonado a horas intempestivas cuándo estaba en el mejor de los sueños. Y así ocurrió también esta vez. Era una consulta de una amiga, algo inquietante que parece ya esta encauzado afortunadamente. Pero a partir de esa interrupción, el sueño ya no fue lo bien que era antes de la llamada desde España. Aunque no dormí bien al menos descanse, cosa que mi espalda (mi punto flaco) agradeció. Tengo que decir por otra parte que yo con cuatro horas y media más algo de duermevela tengo suficiente y que por el día funciono perfectamente. Una ventaja de tener la edad que tengo. Cuando era joven no me ocurría esto.
  
  Amanece en Barranquilla muy pronto entre las 5,30 y 6 AM, y a la media hora ya hay movimiento en la casa. Cuando baje ya funcionaba Milena, un ángel custodio que Almu tiene en casa y que entre otras muchas cualidades hace todos los día unos jugos de frutas maravillosos (es lo primero que tengo que decir pero no lo único) cuida ya sea la casa, cocina muy bien, tiene una paciencia y un tacto con los niños prodigiosos, vela por Almudena y Álvaro, demuestra verdadero cariño hacia los cinco. En fin, como ya digo, un ángel pendiente de todo y de todos incluyendo los abuelos que acaban de llegar de España.

  Yo desayunaba a las 6,30 aunque algunos días de forma muy ligera para luego ir a la Misa de 7. Al bajar después de pasar por la ducha y el afeitado, ya tenía preparado un zumo que allí se dice jugo de frutas, cada día una distinta;  sandia, piña, papaya, naranja, melón, guayaba, maracuyá, mango, guanábana, etc. Cuando salíamos tan temprano andando porque Almudena era la que llevaba los niños al cole con  frecuencia paraba un coche (abuelo aquí a los coches se les llama carros, me advirtió mi nieto Álvaro nada más llegar ) de un señor joven, muy simpático que conocíamos de verlo en la misa tempranera. Esos días desayunaba, en serio al volver. Tomaba café con leche y tostadas y nuevamente jugos. Y después, piscinas, lectura y tertulia con Almu sin los niños.  A media mañana salíamos a conocer la ciudad. A algún lugar de compra o algún museo como el del Caribe o al colegio. Allí conocimos a la directora y subdirectora y al sacerdote. Todos muy amables y simpáticos. Mi hija ha creado un "club de madres". Ha logrado reunir algunas madres del colegio y otras amigas para dar charlas de formación doctrinal- religiosa, temas de actualidad, etc. Pues bien, me hizo dar una conferencia  sobre algún tema de los que yo suelo hablar. Me sorprendió gratamente el número de asistentes y al parecer gusto mucho a juzgar por el coloquio tan animado que hubo después. Y al día siguiente algún señor se me acerco a felicitarme.

  Por cierto que tengo que contar que el día anterior a la conferencia vino a casa un matrimonio joven a consultar un problema . Una grave enfermedad. Gente buenísima. Les tranquilice al decirles que estaba muy bien tratada. Hablamos mucho y ella me confeso que era muy devota de un matrimonio, los Alvira, que están conjuntamente en proceso de beatificación. Le dije que a ambos había tenido ocasión de conocerles y de hacer algo por ellos cuando ya estaban muy graves. Le encanto saber que yo era muy amigo del autor de la biografía de ambos escrita por Antonio Vázquez .y que había vivido muy de cerca ese libró mientras se escribía. El marido de la paciente y su médico estuvieron en la conferencia. No me cansare de repetir lo buenas personas que he tenido ocasión de conocer en Barranquilla. 

... ( Continuara).

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